Por primera vez desde que empezó la migración de venezolanos a Colombia, debo reconocer que en toda regla hay excepciones, les diré por qué.
En una mudanza en esta ciudad, llegó un camión, en realidad lo llaman furgón grande, conducido con gran destreza, creo que, por el único colombiano del grupo, acompañado de tres venezolanos, su inconfundible acento los delató de inmediato, pero vaya armonía entre estos tres sujetos, podrían manejar una orquesta, camaradería y colaboración no se acercan siquiera para definir tan buen comportamiento, sugerencias para mover cajas y muebles, eran aceptadas e intentadas sin discusión. Todos trabajando buscando hacerlo bien y sin daños.
Tengo que admitir que los colombianos dejan mucho que desear ante unos venezolanos que si quieren trabajar. Así como muchas ocasiones he visto estos del vecino país pidiendo en las esquinas con sus bebes, buscando camorra entre los grupos mismos que intentan limpiar vidrios a los vehículos, hay que reconocer que cuando quieren trabajar, son todo un ejemplo.
Lástima que haya tan pocos visitantes del vecino país que den este ejemplo, ya que por tres que dan ejemplo, otros tantos son verdaderos delincuentes.
Hace poco un camión de carga hizo un mal cruce en la esquina cerca a mi casa, cuando giraba en forma de “U”, no alcanzó a doblar lo suficiente, por lo que tuvo que dar marcha atrás, maniobrar varias veces hasta lograr tomar el carril en forma correcta, pero, mientras tanto y a pesar de haber tenido tiempo suficiente para ser observado por los vehículos que bajaban por el mismo carril, los conductores empezaron a hacer sonar sus bocinas en forma intermitente y angustiosa, como si tuvieran una emergencia, nada de esperar unos minutos que fue lo que le tomó al conductor del vehículo pesado maniobrar y salir del camino.
Paciencia, es una palabra muy corta y ayuda mucho en un momento dado, gana amigos, gana confianza, pero sobre todo ayuda a bajar la agresividad en estados angustiosos, cuando alguien grita y la otra persona está calmada y con toda paciencia colabora para que todo se desarrolle de la mejor manera, las cosas se solucionan, pero cuando empiezan a gritar, a ofender y a no dar tiempo a ninguna reacción, todo termina mal.
Ganemos paciencia en estos días, máxime con esta temporada de lluvias cuando la gente tiende a perder la paciencia fácilmente.
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