LECTURAS: Ex.1,8–2,10; Ps.138; Rom.12,1-8; Mt.16,13-20
La sagrada liturgia de este domingo nos trae bellas lecturas bíblicas que deben ayudarnos a seguir madurando en el conocimiento de Cristo: “Razón de nuestra fe». Y por ello, la Iglesia nos trae por ejemplo hoy un pequeño aparte de la carta de san Pablo a los Romanos en la que nos insinúa que de la misma manera que nuestro cuerpo está compuesto por muchos miembros, pero que cada uno tiene su propia función, de igual modo, “así también todos nosotros ,aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, teniendo carismas diferentes, según lo que Dios ha querido dar a cada uno (carta de Pablo), pero para que igualmente también cada uno ponga sus dones al servicio -no solo personal- sino también al servicio de la comunidad. Y ese es el sentido y el valor de lo que llamamos la Vocación, no solamente como un valor personal, sino como un valor social, o al servicio y ayuda de los demás. Y el evangelio de este domingo nos trae el llamado privilegio petrino, o sea, el nombramiento de Simón-Pedro para que más que el gran jefe: sea el servidor de todos: creemos que ese es el sentido del «Tu es Petrus», tú eres Pedro, para que con la ayuda de otros pastores gobiernen la Iglesia, no para servicio propio, sino para el servicio del pueblo de Dios, en comunidad fraterna, sin olvidar que el gran jefe de la Iglesia universal -por decirlo así- es el mismo Jesucristo. Y lo que El desea en lenguaje sencillo, es que nos amemos como hermanos, según lo dice El mismo en su Evangelio: «Ámense, como Yo los he amado».
Y ésta también es la belleza del Ecumenismo, o movimiento mundial por recuperar la unidad primaria del Cristianismo. No que sigamos separados como hermanos que no se entienden, sino que por lo contrario, el amor a Jesucristo haga que nos amemos y nos ayudemos como los hermanos que somos. Y que es -por decirlo así- lo que el mismo Jesús espera de nosotros: «Ámense como Yo los he amado». Roguemos pues al mismo Jesús, que tomemos muy en serio la unidad de los Cristianos, porque además, como alguien lo ha dicho: es un verdadero escándalo: la división de los Cristianos, porque es lo contrario de lo que Jesús desea: «Ámense como Yo los he amado».Que así sea. ¡Amén!
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