Rvdo. Silvio Gil Restrepo

LECTURAS: Sab.9,13-19;Ps.139;Flm.1,21ss.;Lc.14,25-33

 

«Sabiduría y desapego de los bienes terrenales».

 

Digamos que, desde un punto de vista meramente humano, el planteamiento del evangelio de este domingo es uno de los más difíciles de asumir, pues Jesús proyecta que en su seguimiento es necesaria una actitud de desprendimiento de las cosas de este mundo. Y aún más, no solo se refiere a observar un desprendimiento de bienes y riquezas, sino también a un desapego de los más caros afectos humanos, como son por ejemplo los que solemos tener por nuestros familiares, padres, hermanos, amigos, etc., dice que quien no es capaz de dejar estos afectos atrás, no puede ser su discípulo. Sin embargo, digamos que la referencia de Jesús no es que nos esté convocando a una indiferencia total hacia nuestros seres queridos, sino que más bien nos está pidiendo que vayamos aprendiendo a soltar tantas amarras, de tipo material y afectivo, que nos impide ir en un más genuino seguimiento suyo. Y que sin embargo algunos sí son capaces de ello, como cuando para seguir la vida religiosa deben asumir los votos de obediencia, pobreza y castidad. Lo cual simplemente es digno de admirar. Pero por decirlo así, Jesús no exige a la mayoría de sus seguidores un desprendimiento tan extremo, pero sí que al menos aprendamos a compartir siquiera un poco de lo que somos y tenemos. El ideal cristiano es, hermanos en la fe de Cristo, que nos ayudemos a sobrellevar las cargas que nos va presentando la vida, pero que también con actitud de desprendimiento vayamos ligeros de equipaje. Que así sea. ¡Amén !