

Rvdo. Silvio Gil Restrepo

LECTURAS: Gen.2,7-9.3,1-7; Ps.50; Rom.5,12-19;Mt.4,1-11
La sagrada liturgia de este domingo nos trae bellas lecturas bíblicas cuya finalidad es por decirlo así, irnos poniendo en sintonía con la mentalidad de la Iglesia universal que desea nos vayamos preparando, ante todo, espiritualmente para repasar los grandes misterios de nuestra fe cristiana, por los cuales hemos sido hechos salvos en la persona de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Y así por ejemplo, nos recuerda en la primera lectura del Génesis, la creación y el pecado de los primeros padres. Sin embargo, es por aquel primer pecado original, que Dios-Padre se compadece del triste destino de la humanidad, y por ello luego nos dice tan bellamente san Pablo que «donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia» en la persona de Cristo que viene a rescatarnos (2a.lectura).
Y en la tercera, san Mateo nos presenta el pasaje de las tentaciones de Cristo, tan bien descritas en el evangelio de san Mateo, y que deben ser la clave de ésta meditación del primer domingo del tiempo cuaresmal, que nos sirva para acercarnos al misterio del Cristo que nos da ejemplo de vida y de virtud, siendo capaz de vencer aquellas tentaciones que el demonio le propone, usando para nuestro ejemplo, la misma palabra de Dios, que le da la sabiduría y la fortaleza para salir vencedor, porque «la Escritura dice que al Señor Dios adorarás, y solo a El servirás. Y así el diablo le deja, y se acercan los ángeles y le servían”. Y qué hermosa lección para nosotros, pues el pasaje de las tentaciones de Jesús debe enseñarnos que, fiados en la palabra de Dios, también nosotros podremos salir airosos de tantas tentaciones que el mundo, el demonio y la carne, nos proponen continuamente para alejarnos de Dios y de su enviado Jesucristo. A El, el honor y la gloria por siempre. ¡Amén!
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