Toda la vida soñé con tener una piscina en mi casa. Sobra decir que nunca lo hicimos y que nos conformamos con nuestra agradable ducha.
Y toco el tema porque, aunque donde vivo tengo la oportunidad de disfrutar de una muy bonita piscina, nunca he pensado usarla, nunca pienso en un chapuzón allí. ¿Por qué? Porque en ella se bañan no solo adultos, sino niños y estoy bastante segura que más de uno ha hecho su alivio de vejiga en ella y esto ya me quita todo interés en pasar un agradable rato en sus aguas. Y no eximo de responsabilidad a los adultos, que muy seguramente también lo habrán hecho.
Más de una vez he escuchado que los bebés han hecho del cuerpo en la piscina destinada a ellos, además que otros, más grandecitos cuando han “tragado” agua, les ha producido vómito y obviamente, no han tenido tiempo de llevarlos al baño a devolver lo que han ingerido.
Creo que, con este comentario, a muchos, les he quitado su entusiasmo por la piscina en esta época de tanto calor.
Hace muchos años me gustaba ir a una piscina pública, y precisamente allí aplicaban un ingrediente que delataba cualquier desliz de naturaleza humana, formando un circulo de color amarillo alrededor del o de la culpable. Esto fue lo que me hizo huir de las piscinas, pues me di cuenta de la cantidad de fluidos corporales que inundaban las grandes pocetas.
Leí unas instrucciones para seguir antes de ingresar a una piscina y esto dicen:
“La correcta higiene de la piscina
Debido al elevado número de visitantes diarios, en los vestuarios de las piscinas suele haber una gran humedad, lo que, combinado con el calor, convierte estos lugares en un caldo de cultivo ideal para gérmenes y bacterias, incluso aunque la piscina cumpla sin excepción las normas de higiene vigentes. Por ello, en las piscinas públicas también se aplican normas especiales a los visitantes, con el fin de garantizar una higiene sanitaria adecuada para todos los bañistas.
Por este motivo, es obligatorio ducharse en la piscina tanto antes como después de nadar. Por ello, conviene llevar gel de ducha en la bolsa de baño. También conviene llevar calzado de baño, ya que evita la proliferación de hongos y reduce el riesgo de resbalones.
Explíquele con calma a su hijo que la piscina no debe usarse como baño. Planifique visitas regulares al baño, especialmente para niños pequeños, o utilice un pañal de baño. De esta manera, los accidentes no tienen ninguna posibilidad.”
Me gustaría saber si en alguno de estos servicios de piscina siguen estas instrucciones.
Definitivamente cualquier impulso por ir a nadar un rato en una piscina queda en el olvido.
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