LECTURAS: Hech.10,34-43; Ps.117; Col.3,1-4; Jn.20,1-9

Creo que podemos decir que este es el domingo más importante de la liturgia cristiana-católica, puesto que, en él, todos los que nos consideramos cristianos celebramos la festividad más importante del calendario cristiano, cual es la resurrección de Jesucristo, pues como lo dice el apóstol san Pablo: «Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe, y vana nuestra predicación, puesto que aún estaríamos en nuestros pecados -pues aún no habríamos sido redimidos-«. Sí hermanos en la fe de Cristo, y por ello la liturgia de este día se apropia de ese hermoso salmo que dice: «Este es el día en que actuó el Señor, por eso sea nuestra alegría y nuestro gozo» (Ps.117). Por ello también la Iglesia nos trae para este día un breve trozo del libro de los Hechos apostólicos, citando a san Pedro cuando dice que «Dios ungió a Jesús de Nazaret, llenándolo del Espíritu santo y de poder, y así pasó por este mundo haciendo el bien, porque Dios estaba con El… y nosotros -sus discípulos-somos testigos de todo lo que hizo… pero los judíos lo mataron colgándolo del madero. Pero Dios lo resucitó, y de ello somos testigos nosotros que comimos y bebimos con El -junto al mar de Galilea- después que resucitó de entre los muertos… todos los profetas dan testimonio de Él, declarando que todo el que en El cree, e invoca su nombre, recibe el perdón de los pecados».
-Y pues sí hermanos, por ello la resurrección de Jesucristo es el dogma central de la fe cristiana, pues de lo contrario estaríamos en una religión de muertos. Y precisamente por ello, la fe cristiana también nos garantiza con palabras de san Pablo: que, si creemos en Cristo resucitado, también nosotros resucitaremos con El. Y eso es precisamente de lo más bello de nuestra fe cristiana, que no creemos en una religión de muertos, porque El mismo Jesús lo dice en su evangelio: «quien cree en Mí, no morirá para siempre, sino que tiene vida eterna». Así pues, hermanos en la fe de Cristo, demos gracias a Dios-Padre que nos ha llamado a estar en la fe de su divino Hijo, porque “quien en El cree, tiene vida eterna». Que así sea. ¡Amén!