Octubre 12 del 2019

Esta fecha, 12 de octubre de 2019, estamos celebrando el día de la raza, aunque gracias a la ley 51 de 1983, la desplazó para el siguiente lunes, así que este año le correspondió al 14 de octubre.

De acuerdo a la historia un marinero sevillano de nombre Rodrigo Triana, cuando hacía su viaje exploratorio con Cristobal Colón avistó el nuevo continente. Y se argumenta que este descubrimiento de América fue desconocido por el propio Colón, quien falleció convencido de que su recorrido había terminado en la India.

En España llaman esta celebración el Día de la Hispanidad; En Chile y Perú, el encuentro de dos mundos; Argentina, el día del respeto a la diversidad cultural y en los Estados Unidos lo llaman el día de Cristobal Colón.

Pero esta celebración tiene sus detalles curiosos, ya que muchos consideran que esos títulos no se corresponden con la realidad ocurrida cuando llegaron los conquistadores a nuestra tierra. Tal es así que Hugo Chavez, por allá en el año 2002, firmó un decreto cambiando el nombre de esta conmemoración por “Día de la resistencia indígena.” Y una vez establecido lo anterior dos años más tarde un grupo chavista, le hizo un juicio simbólico a la estatua de Cristobal Colón, lo condenaron y por ende tumbaron la misma de su pedestal y para finalizar lo colgaron.

Sin embargo, he leído que en realidad Colón no fue el primer europeo en pisar América, sino que hubo un grupo de Vikingos liderados por Leif Ericcson, hecho ocurrido 500 años antes del supuesto descubrimiento de Cristobal Colón, además de la llegada de portugueses en 1424.

A pesar de todas estas controversias, estamos ante una fecha histórica para celebrar la identidad cultural de nuestros pueblos.

Aparte de esta celebración he recordado las reacciones de la gente que conocí fuera de Colombia y que tan pronto sabían mi nacionalidad hacían comentarios, unos amables, pero otros bastante hirientes. La mayoría dirigidos al hecho de que producimos coca, hablan de Pablo Escobar, salsa, y por supuesto la inseguridad. Pero resulta que ninguna de esas cosas están en mi vida, excepto mi preocupación por la inseguridad actual.

La coca es algo contra lo cual el gobierno lucha, a su manera por controlarla, porque acabarla es algo imposible; Pablo Escobar, hace un buen tiempo fue dado de baja y su solo nombre sólo nos hace recordar la violencia y destrucción que causó, pero no es un símbolo del colombiano común; la salsa, ni siquiera la se bailar y además, entiendo que su origen es cubano, una mezcla de distintos ritmos que unidos formaron la famosa que lleva su nombre; la inseguridad sí me preocupa, especialmente en este momento en que con la llegada de nuestros vecinos venezolanos el desempleo es mayor.

Incluso recuerdo que la música que para mí era un símbolo de Colombia, ni los propios colombianos conocidos la tenían en cuenta, ya que mientras yo escuchaba bambucos, cumbias y hasta merengues, ellos movían sus pies y gritaban “viva la salsa” y decían la famosa frase de los vallenateros “uepa eh”, música que es más costeña que del interior del país.

Yo prefiero celebrar pensando en la esperanza de un futuro para este país, sin colores, sólo con la tranquilidad de tener unos gobernantes honestos y unos ciudadanos que respeten las leyes y aprendan a convivir en paz.