Sólo han transcurrido quince días del mes de enero de este nuevo año y ya están los estafadores buscando la forma de quitarle el dinero a quienes sí trabajaron para ganarlo.

Les cuento que el año pasado recibí una llamada de una mujer llorando, diciendo que había tenido un accidente. No entendí en aquel momento por qué me llamaba a mí, así que le pregunté quien era, ya que no reconocía su voz, y muy angustiada me dijo que era mi hija y que se había accidentado y necesitaba que la ayudara. Sin darle respuesta alguna, simplemente colgué el teléfono, ya que obviamente era un intento de estafa.

Este año, acabo de recibir una llamada, aunque timbró mi teléfono dos veces antes de escuchar la voz de quien supuestamente llamaba. Escuché una voz trémula llorando al fondo de la línea, pero esta vez no me detuve a analizar nada, simplemente corté la llamada, el identificador me dijo que se trataba de un número desconocido.

O sea que nuevamente están intentando los amantes de lo ajeno, por engañar a través de las líneas telefónicas a los incautos que por equis o ye razón se tragan el cuento de que su hijo(a) o pariente alguno, está accidentado o necesita ayuda.

La creatividad del ser humano no tiene límites. Todavía recuerdo a un sujeto que se acercó al antejardín de mi casa e imitando acento extranjero me pidió ayuda. Empezó a hablarme en inglés, y trabando siempre su lengua en un supuesto esfuerzo por hablarme en español. Suerte que hablo inglés y empecé a contestarle, logrando que hiciera frases más largas, de manera que descubrí que ese no era su idioma. Entonces evitó seguir hablando y solo tartamudear en español y rápidamente se fue.

Al día siguiente supe que con el mismo cuento había intentado en casa de otro vecino que le diera algo de dinero, pero desconfiados lo despacharon rápido, aunque si le regalaron algo de ropa, ya que argumentaba que le habían robado su maleta. El caso, es que no le fue muy bien por la zona.

Hubo otro caso, de un hombre que pasaba “obsequiando” un repuesto para ollas a presión. En cuanto la persona lo aceptaba, le decía que lo probara, ya que, si no correspondía a su olla, le agradecería se lo devolviera. En cuanto la persona salía y le decía que no le servía, se alteraba y decía que se lo había cambiado y que se lo pagara. Hacía tremendo escándalo.

Estos son poco peligrosos, pero también los hay, que con miles de pretextos logran introducirse a las viviendas y eso ya se vuelve un gran riesgo, ya que pueden estar armados y convertirse, el intento por ayudar a alguien necesitado, en un crimen de mayor calibre.

Mientras nuestro País, crezca con la inseguridad, tendremos que estar alertas y ser desconfiados, no dar, como quien dice “papaya”.

Ahora, acabo de recibir una advertencia de un sujeto que estaba abriendo vehículos en un centro comercial, usando un control remoto universal, y saqueando cualquier cosa que hayan dejado los propietarios.

Ni siquiera en los centros comerciales nos libramos de los delincuentes. Así que cuidémonos.