LECTURAS: Habc.1,1-4.2,1-4; Ps.37; 2 Tim.1,1-14; Lc.17,5-10

Rvdo. Silvio Gil Restrepo

  «Eje de la vida cristiana: La Fe».

 Las lecturas bíblicas de la liturgia de este domingo nos ponen a girar -por decirlo así- en torno al tema de la fe y de la humildad. Pues, por ello vemos por ejemplo que el apóstol Pablo exhorta a su discípulo Timoteo a permanecer firme en la fe: «siguiendo el ejemplo de sana predicación que viste en mí, guiado por la fe y el amor que nos hace cristianos…y con la gracia del santo Espíritu que habita en nosotros, guarda el tesoro de la Fe que recibiste en depósito».

Qué hermosa expresión la de san Pablo, que también debemos tomar para nosotros como cristianos: que guardemos la Fe que hemos recibido como el más grande tesoro para orientar nuestra vida, y la vida de los demás. Cuántas vidas se pierden y se están perdiendo por falta de la luz de la Fe en Dios, en Cristo, que debe orientar y dar sentido a nuestras vidas. Qué triste es ver que hay jóvenes que se suicidan, en parte porque no han tenido quién los guíe y los oriente en el difícil camino de la vida, pues no recibieron desde su niñez y primera juventud el buen ejemplo de los valores humanos y cristianos hechos praxis en la vida de sus mayores. Y desdibujados también en su medio escolar, social y laboral. Para terminar, recordemos lo que hoy dicen los apóstoles a Jesús: «Señor, auméntanos la Fe». Pues sí, petición que también debemos hacer nosotros que pecamos tantas veces por falta de más fe, de confianza, y de esperanza en la bondad de Dios, a quien debemos ver siempre como el padre de amor y misericordia que el mismo Jesús nos enseña con su parábola del hijo pródigo. Porque creo que así nos debemos ver: como el hijo pródigo que con fe y humildad regresa a casa confiado en el amor y la misericordia de su padre. Que así sea.  ¡Amén!