Sé que mucha gente no entiende el dolor que se siente cuando debemos decir adiós a la mascota que nos ha acompañado por tantos años, y lo digo por el conocimiento que tengo en amigos muy cercanos a quienes les parece casi que ridículo el apego que tenemos con ellas.

Juanita W. fue adquirida con amor, igual que cuando esperas la llegada de un hijo deseado, pequeñita de dos meses de nacida, nació el 14 de noviembre del 2005, cabezoncita, de raza West Highland White Terrier, diminutivo “Westy”, muy blanquita y con la mirada más dulce que pueda expresar un animalito, sus grandes ojos negros, expresivos. En el transporte que la enviaron desde un criadero de Chia-Bogotá, su pequeño cuerpo desaparecía y fue sólo su actividad la que hizo que entre las tiras de periódico que la cubrían surgiera con un gran bu bu buu, que siempre anunciaba su presencia.

Aprendió a aullar con su hermano de crianza un husky siberiano (Harry) con quien compartió carreras, dormidas y jugarretas.

Juanita tuvo dos mamás, si, Patricia fue mi compinche para traerla a casa y ella compartió tanto las alegrías como las tristezas de tenerla. Juanita festejaba la compañía de su segunda mami y disfrutaba sus paseos y visitas con gran entusiasmo, Patricia me ayudó a consentirla y a ser permisivas con ella, sin embargo, fue obediente y entendida al idioma humano; nos hicimos la promesa de no dejarla sufrir llegado el momento y le cumplimos.

Quizás a algunos, esto le suene ridículo lo repito, sobre todo si no tiene perros o nunca los ha tenido y por supuesto que verdaderamente haya convivido con él, por eso digo, la muerte de una mascota no es cualquier cosa. Mucha gente reprocha: es solo un perro, no puede compararse con un hijo, y efectivamente no es un hijo, yo tengo un hijo al que amo entrañablemente, pero el perro es un ser vivo muy, muy especial, al que llegamos a amar por esa forma incondicional en que se comporta con nosotros, esa fidelidad y ese amor constante que no acaba en ningún momento.

“Un punto de encuentro” está de luto, la ausencia de Juanita duele por ser un miembro muy querido de mi familia y personaje activo con su hermana Sophie en esta página web quién durante muchos años me motivó para crear las historias que les acompaño semanalmente.

Pero Juanita seguirá siendo parte de mi página web, porque está viva en mi corazón y nos acompañará por el resto de nuestras vidas, aunque muchos no lo entiendan. Quienes la conocieron saben lo especial que era y hoy solo les deseo que alguna vez tengan una Juanita en sus vidas, porque solo así entenderán el por qué su despedida duele.