Noticias trágicas

Mi hermano hoy cumpliría años y no lo estaría celebrando, siempre evitaba este tipo de conmemoraciones. Sin embargo, sus amigos lo llamaban los días anteriores y siguientes a esta fecha, lo cual convertía su cumpleaños en una larga semana de visitas y detalles de todos los que le conocían y sabían de su desaparición el día 20.

No puedo evitar recordar esta fecha, así como no puedo olvidar el día y la hora en que hizo la pascua.

Mucha gente ha sufrido pérdidas, no sólo de familiares, sino también de amigos muy cercanos, y la prensa y redes sociales nos lo recuerdan a cada instante, en situaciones bien difíciles, niños(as), balas perdidas, violencias inesperadas, accidentes, etc. no hay un día en que no se hable de la muerte.

De pequeña ni siquiera se me ocurría pensar que un día moriría, me sentía inmortal, los demás podían faltar, pero yo, no, era como la superchica invulnerable a todo, pero, claro, el tiempo pasa y te enseña que la realidad es bien distinta.

Siempre me ha llamado la atención la sensación que siento tras una pérdida, la ciudad no cambia para nada, el tiempo tampoco, no sucede absolutamente nada, solo el vacío que tenemos. La pena es personal.

Hay mucha gente que evita hablar de este tema, pero en casa no recuerdo que existiera este tabú, mis padres hablaban sin ambages cuando algo así ocurría, y es que, en el pasado, en la época de la violencia en Colombia, era común que en las casas llegaran con noticias de muertes. De tal suerte que después de saber de la muerte de un tío politico, que fue baleado subiendo las gradas de la iglesia, no me sorprendía nada.

Las muertes naturales que después sucedieron y que mi madre nos comunicaba, no parecía afectarnos mucho. Murieron los abuelos, los tíos, incluso algunos parientes muy jóvenes.

Sin embargo, cuando escucho los noticieros con tantos crímenes no puedo evitar estremecerme, a la muerte violenta no me acostumbro, el olor de la muerte es tremendo. No sé cuántos de ustedes han vivido la experiencia de estar cerca, no solo de un cuerpo inerte, sino de una persona herida, hay un olor especial, a tal punto que en la época en que trabajé en el poder judicial, acostumbraba a llevar un frasco de vick vaporub o mentolathum, para aplicármelo en la nariz, ya que las primeras veces llegaba a casa sin poder respirar normalmente, pues era como si hubiera traído conmigo el cuerpo de esa persona. Y debo aclarar, que no es repulsión, es simplemente un olor fuerte y profundo que se impregna hasta en tus prendas de vestir.

Es un hecho que las muertes violentas generan un olor particular, sin embargo, cuando la muerte es natural, cuando la persona hace la pascua en la tranquilidad de su hogar o en una clínica u hospital, no queda esa sensación de diferentes humores en el ambiente.

Pero dejemos así, no comentemos más tanta tragedia, confiemos en un cambio en el país con mayores ilusiones y con noticias más placenteras.