
Pastor Diego Arbeláez
“La verdad es rutilante, la mentira es titilante, la verdad honra al hombre; la mentira lo humilla”.
“MENTIROSA, MENTIROSA”
Hay tantos pecados y vicios en el mundo que sería difícil decir cuál es el peor. La guerra, por ejemplo, es un crimen terrible; o el trato que les dan algunos gobernantes tiranos a los ciudadanos. El adulterio es un pecado que destruye la familia. Pero pese a las dimensiones universales de estos pecados, no pueden compararse con otro vicio que luce menos inofensivo y es mucho más popular. Tal vez usted no esté de acuerdo conmigo pues también lo practica y, claro, generalmente creemos que los pecados de otros son peores que los nuestros.

Pienso que el peor pecado es una cosa muy sencilla, la mentira. ¿Por qué? Porque casi todos los males humanos que conocemos están relacionados de alguna manera con ella. El ladrón miente, el adultero miente, asesino miente, el que trafica con droga miente. El avaro, para taparse de plata tiene que mentir. Por eso se dice: “El pecado tiene muchos instrumentos, pero la mentira es la manija que encaja en todos”.
Mentir, decir algo contra lo que uno piensa con intención de engañar, es faltar a la verdad a sabiendas, es hacer una afirmación falsa teniendo pleno conocimiento de la verdad.
La mentira es un cáncer que roe a la gente por dentro y carcome con mortal seguridad las raíces de la paz, la bondad y la confianza. La mentira es una de las marcas más claras de la depravación del ser humano.
Desde la más temprana edad los padres luchamos para enseñar a nuestros niños a decir la verdad, pero no necesitamos enseñarles a mentir y a practicar el engaño. Somos por naturaleza falsos y engañosos. La Biblia dice: “Los perversos se corrompen desde que nacen; los mentirosos se descarrían desde el vientre materno”.
¿Por qué la gente querrá mentir si decir la verdad es más fácil que inventar una mentira?
Cierto padre de familia compra un robot detector de mentiras que golpea a las personas cuando mienten y decide probarlo en la cena.
“¿Hijo, dónde has estado hoy?”
El hijo responde: “Estuve en la escuela”.
Viene el Robot y le da una bofetada. “OK, fui a ver una película a casa de mis amigos”, contesta.
“¿Qué película viste?”
“Piratas del caribe”.
El Robot lo tortea otra vez.
“Está bien -grita el hijo- era una porno”.
El padre furioso le reprende: “¿Cómo? Cuando yo tenía tu edad yo no sabía lo que era una película porno”.
Viene El Robot y le da un tremendo tortazo al papá, y la mamá se troncha de la risa y dice: “¡Hijo tuyo tenía que ser!”
Y el Robot le dio tal manotazo a la mamá que casi la deja en coma.
La misión de este cuento es enseñarnos que todo mundo miente.
El 31 mayo de 2017 apareció en Gran Bretaña una canción que describe a la primera ministra de ese país, Theresa May, como una mentirosa. “Liar, Liar”, “Mentirosa, mentirosa”, del grupo londinense Captain Ska, critica las políticas de austeridad del Partido Conservador británico.
La canción se volvió viral y se trepó en las listas de éxitos llegando a ser la segunda canción más descargada en iTunes en el Reino Unido, por delante de canciones de los más afamados músicos de esa nación, a pesar de que no ha sido difundida por las principales emisoras de radio, tal vez por el hecho de que esta canción denuncia las políticas de la primera ministra británica, en materia de sanidad, educación y asistencia social, además de burlarse de su lema de campaña ‘fuerte y estable’.
La canción comienza así: “Todos sabemos que a los políticos les gusta contar mentiras. Grandes, pequeñas, mentiras. Dicen que son fuertes y estables, no nos engañarán. Nos siguen tomando el pelo”.
La canción mezcla diversas declaraciones de May, incluyendo su afirmación de que no convocaría elecciones generales, con coros que critican duramente sus políticas de austeridad: “Ella es una mentirosa, mentirosa. No se puede confiar en ella. No, no, no”, asegura el estribillo.
Es caótica una sociedad en la que se aplaude al tramposo y se hace burla del honesto. La verdad es un títere en este país. Cada cual la porta bajo el brazo y la acomoda a su gusto, según su interés y conveniencia. Las mentiras tienen carta de ciudadanía. A menudo llegamos incluso a convertirlas en ciudadanas de honor.
Brotan las mentiras como hongos: El chisme más vulgar se enrosca en el anzuelo seductor de un “dicen que…” O un “¿No has oído que…?”
Tenemos a la orden del día las mentiras de la “gran política”: ésta, con la mayor frecuencia no se rige en absoluto por la verdad, sino por el interés propio y el del partido. Y cuando la búsqueda de la verdad se confunde con la promoción política, el anhelo de conocimiento se reduce al afán de poder.
Hay mentiras para hacer negocio: los defectos de la mercancía se cubren de maquillaje y la refinada tosquedad de los anuncios nos pone todo “por las nubes”.
Esas mentiras que vemos por todas partes tienen la culpa de nuestra desorientación y desconfianza.
Es una gran tragedia que tantísima gente esté en las garras del poder maligno de la mentira. La gente miente con la cara más fresca posible y sin temor a las consecuencias. Los ladrones pueden despojar por millares, pero los mentirosos roban por millones: por cuentas falseadas, por géneros de calidad muy inferior a la prometida, por falsas valoraciones, por falsos testimonios, por exageraciones y por multitud de diversos sistemas. Sí, más dinero ha sido robado con la punta de la lengua que con la punta de una pistola.
Ser seducidos por malos espíritus, hablar mentiras y vivir hipócritamente es una de las características de nuestros tiempos. Según la Biblia, los “testigos falsos” serán muchos y fuertes en el tenebroso tiempo de los “últimos días”. En estos días podemos esperar “falsos maestros” quienes vendrán encubiertamente, engañosamente, con herejías infernales negando al Señor, y el lenguaje de estos predicadores y maestros según el apóstol Pedro serán con “palabras fingidas” (2 de Pedro 2:1-3). La mentira y el engaño están llegando a ser los pecados más prevalecientes, a medida que Satanás, el dios de este mundo, se hace sentir más y más, como lo predijo el apóstol Pablo: “…Los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor engañando y siendo engañados”.
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