«Este es el día en que actuó el Señor».

Lecturas: Hech.10,34-43; Ps.117; Col.3,1-4; Jn.20,1-9.

 «Este es el día en que actuó el Señor».

 Este domingo el mundo cristiano está de plácemes porque todos los Cristianos estamos celebrando de nuevo un aniversario más de la gloriosa resurrección de Jesucristo nuestro Señor.-Pues como nos lo enseña san Pablo, «si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe, vana nuestra predicación, y aún estaríamos en nuestros pecados, puesto que aún no habríamos sido redimidos».-Pero Cristo el Señor resucitó, y entonces podemos cantar con el salmo: “este es el día en que el Señor actuó, por ello estamos alegres y con gran gozo».- Pues sí, porque el dogma de la resurrección es la verdad fundamental del Cristianismo, porque si no estaríamos creyendo en un dios muerto, y que terminó su vida terrena de la peor manera.- Por ello también exclamamos con san Agustín -el gran obispo de Hipona- «Oh felix culpa, qui nos meruit talem Redemptoris»: oh feliz culpa (el pecado, o los pecados)que nos han merecido tan grande Redentor.–Esto es, que por la realidad de pecado y de la maldad humana, Dios-Padre se compadeció de tal modo de la humanidad «caída y doliente», que en su misterioso designio providencial desde toda la eternidad había decidido -por decirlo así- que su adorado Hijo Jesucristo fuese enviado a este mundo para que por el misterio de su vida, pasión, muerte y resurrección, fuésemos salvados de la muerte eterna, y auxiliados con la fe en El, durante ésta vida terrena, y así prepararnos para que «todo en el que en El crea, tenga vida eterna».–De modo pues hermanos en la fe de Cristo, que ciertamente éste es el gran día que hizo el Señor, como tan bellamente dice el salmo que ya citamos más arriba.–Recordemos pues que toda la verdad del Cristianismo se fundamenta en el dogma de la resurrección de Cristo, porque si no además estaríamos creyendo en un dios muerto, que muerto se quedó, y los muertos no salvan.–Roguemos pues al mismo Cristo gloriosamente resucitado que aumente nuestra fe en su divina presencia, y que así como reanimó la fe de los discípulos, también reanime nuestra fe, porque «quien en El cree, tiene vida eterna». Que así sea. ¡Amén !