¿Es esto racismo?

Me gusta muchísimo ver y leer biografías, pero también casos de la vida real y me ha sorprendido ver la forma como se aplica la ley en cuanto al derecho de familia, en algunas zonas de los Estados Unidos. Me refiero a los casos de adopción, y me han llamado especialmente la atención, en esta semana, dos casos.

El primero, repito, de la vida real, de una niña en un orfanato, quien es programada con varias familias para su adopción, pero no lográndose su adaptación o la de los proyectados padres adoptivos, para llevar a cabo la ubicación de la menor. Vale la pena dejar sentado, que se trata de una niña de piel negra.

En el centro donde la mantienen, una de sus profesoras, esta caucásica, siente un verdadero cariño hacia la pequeña, a quien consiente y ayuda durante su estancia en el lugar, pero estas demostraciones de afectos molestan a la directora del lugar, quien considera que afecta a la niña para aceptar los hogares que se le proponen.

Sin embargo, los casos en que la niña ha rechazado los citados hogares, han tenido alguna razón de ser, incluso en uno de los casos hubo un intento de violación por parte de uno de los hermanos adoptivos, razón por la cual la menor huyó de la casa y llegó caminando hasta la casa de la profesora que la mostraba afecto.

Al llegar a este punto y viendo que la niña estaba en edad adolescente y por ende con mayores dificultades para darla en adopción, la profesora habló con la directora y le expresó su deseo de adoptar a la jovencita, encontrando una verdadera barrera de oposición, Señalándole que no le parecía una opción para la niña, ya que siendo de diferente raza no lo aprobaba y atacaría su solicitud. Por tanto, la obligó a renunciar de su cargo y le dijo que se verían en el Tribunal.

Evidentemente hubo una audiencia y a pesar del cariño y esfuerzo que hizo la mujer exprofesora del orfanato, el Juez consideró que los argumentos de la directora eran válidos y decidió, que ante la aparente rebeldía de la niña sería mejor llevarla a una correccional.

Otro desastre, en la correccional, hubo tal restricción, que ni siquiera le permitían recibir cartas de la mujer que le había ofrecido su hogar, para dominar a las jóvenes que allí se encontraban, las obligaban a tomar unas capsulas que las convertían en verdaderos zombis. La jovencita optó por esconder las cápsulas en su boca y después guardarlas en su bolsillo, hasta que un día, desesperada con la vida que llevaba, las ingirió todas y se tiró al fondo de la piscina, donde fue encontrada apenas con vida.

A partir de allí, su vida fue muy triste, y ella se dedicó a estudiar por su cuenta en libros que le había regalado su exprofesora. Pasaron los años hasta que llegó a la mayoría de edad, y sin más ni más, el Estado, le manifestó que ya no tenían por qué cuidarla más y la sacaron del lugar, sin dinero, y tan solo con una bolsa con sus pertenencias y una pequeña grabadora que tenía de recuerdo de su vida en el orfanato.

Al abrir la bolsa, encontró todas las cartas que su casi adoptante le había escrito y las grabaciones que en pequeños cassettes le había dejado, diciéndole lo mucho que la amaba y que esperaba que todo saliera bien.

Se llenó de coraje, buscó trabajo y salió adelante, escribió un libro contando toda su experiencia con la esperanza de encontrar a quien recordaba como su “madre adoptiva”, y cuando se encontraba firmando los libros en una biblioteca, se reencontraron. Y fue como, después de 10 años, fue adoptada por esta mujer en el mismo Tribunal que le fue rechazado la primera vez.

El segundo caso, más breve, fue el embarazo de una joven drogadicta, también negra, quien al momento del parto optó por tirar a su bebé recién nacido en un basurero. Sin mirar atrás esta joven siguió su vida.

La suerte de ese bebé fue haber sido encontrado por una mujer blanca, casada y con una hija de unos 12 años. La mujer salvó la vida del niño, hizo todo para llevarlo a su hogar y lo pidió en adopción, la que le fue concedida, gozando el pequeño de todo el bienestar que le pudo dar la pareja con un hogar estable en todos los sentidos.

Mientras tanto la madre biológica del niño, por alguna razón empezó a abandonar la droga, fue guiada por una sicóloga y empezó una vida, más o menos decente, aunque viviendo en un hogar que dejaba mucho que desear. Desahogándose con la sicóloga un día le dijo que había sido madre y había tirado a su hijo a la basura, escena conmovedora.

La sicóloga investiga y encuentra donde vive el niño, quien ya tiene cuatro años larguitos y vive una vida feliz con su hermana y sus padres.

Y aquí empieza una nueva lucha, la sicóloga le ayuda con un abogado y el Juez de familia decide que el bebé debe regresar con su madre quien ha demostrado haber salido del estado en que se encontraba cuando quedó embarazada y sacar al pequeño de ese hogar y lo entregan a su madre biológica.

Por supuesto que el niño, no entiende nada, sólo pide estar con su mami blanca y no se adapta a vivir en una habitación como la de su madre. Tampoco se adapta a la nueva guardería y ante la desesperación que causa a la joven, se ve precisada a llamar a la madre adoptiva para que calme al pequeño, Al llegar a la guardería el niño no cabe de contento y abraza a su mami con emoción.

Terminan con una escena conmovedora en la cual la mujer blanca abraza a la joven negra y le dice que ella también ama al niño.

Son dos casos diferentes totalmente y son de la vida real, pero obviamente ambientadas para el cine.

Ambos casos, me llegaron al alma, cómo es posible que los jueces olviden el bienestar del bebé y saquen teorías tales como decir que por ser negro(a) ¿no puede vivir con blancos…? Es la actitud más racista que me puedan presentar. Sacar a una persona de un ambiente estable, donde puede recibir la atención, los cuidados y la educación más apropiada para su futuro para exponerlo(a) a una vida totalmente agresiva y diferente.

Cuándo podremos convivir con cualquier ser humano si nosotros mismos nos encargamos de marcar diferencias.