Un amigo me remitió un artículo muy bueno de Aura Lucía Mera, publicado en El Espectador, llamado Amigos y Carcajadas, citando una frase que me ha encantado y que se la dijo su terapeuta irlandés: “la amistad, Aura Lucía, es la forma más delicada del amor.” A partir de ahí se refiere a esa relación de amistad, ese compartir y ser cómplices, en donde no se necesitan palabras de amor, es simplemente amistad.

Me hizo pensar en ese tema que tantas veces he mencionado, sobre las parejas, se unen enamoradas, pero cuando el desamor llega, esos sentimientos cambian de una manera contundente, se convierte en una especie de venganza, los hijos, si los hay, son utilizados como un arma de desquite, no los dejan ver por sus progenitores, y empieza un estira y encoge entre la pareja, sacando a relucir todos los defectos que inicialmente eran tan graciosos, pero que a la hora de ahora se volvieron insoportables.

Personalmente esa experiencia del desamor me lastimó, pero posteriormente he tenido una buena relación con esas personas con quienes me unió un afecto, incluso al haber convertido o cambiado el título del trato por “amistad”, fue mucho mejor, e incluso compartimos con más confianza nuestras intimidades.

Soy de pocos amigos, y como dicen, los cuento con los dedos de una mano, pero han sido y son, personas con las que cuento sin condiciones y saben que cuentan conmigo también.

Como dice esa canción tan sabia: “Los amigos así, como tú, como yo de toda la vida pocas veces se ven, como tu como yo y nunca se olvidan.” La letra va más allá, pero es una gran verdad.

Hay amigos que en verdad ves pocas veces, no lo visitas, pero sucede en cuanto te lo encuentras, por las razones que sean, te saludas y hablas como si lo hubieras visto ayer, y todo es igual que hace días, meses o años.

Así mismo, debo decir que he visto parejas que al separarse se les nota ese odio visceral, la mirada, la actitud y peor aún, la reacción ante cualquier palabra que se dicen entre ellos. Ese ejemplo se transmite a los hijos, por eso no es de extrañar que al crecer tomen el mismo camino que sus padres y actúen convencidos de que esa es la forma correcta de hacerlo.

Entre el amor y el odio, dicen, hay solo un paso y desafortunadamente estamos más dispuestos a darlo que a retroceder.

Para mi, los amigos, los que yo conocí, con los que compartí, los llevo siempre cerca en mi corazón, no importa el tiempo que pase sin verlos, porque cuando los veo de nuevo, es igual, los años no han pasado y sigo sintiendo el mismo aprecio de siempre.

Comparto plenamente la columna de Aura Lucía, sus sentimientos respecto a la amistad.