
LECTURAS: Is.55, 10-13; Ps.65; Rom.8,1-11; Mt.13,1-9.18-23
La sagrada liturgia de este domingo nos trae bellas lecturas bíblicas que deben ayudarnos a seguir progresando en el camino de nuestra fe cristiana. Por ello la Iglesia nos dice a través del profeta Isaías que «la Palabra que sale de mis labios no volverá a Mí sin producir fruto, sino que realizará lo que quiero». Esto es, que la palabra de Dios personificada en Cristo, no volverá a Dios sin haber cumplido su cometido de ser El, el camino hacia Dios-Padre.


Y podemos decir que esto es lo que el evangelio de este domingo desea comunicarnos, que la palabra de Dios manifestada en la persona y en la obra redentora de su divino Hijo, Jesucristo, su obra de salvación cumple su cometido en todos aquellos que le siguen, y ayudan a otros por medio del apostolado y la misión, a que también le sigan y sean sus discípulos.
Más desde luego que para que esa obra de seguimiento se cumpla, no dejan de presentarse obstáculos y dificultades, como significativamente lo dice la parábola del evangelio de hoy, con la comparación que hace el mismo Jesús del campesino que sale a sembrar sus semillas, y a lo largo de ese trabajo encuentra dificultades para que sus semillas den fruto abundante, si es que no logra sembrar en terreno fértil y abonado. Y es en este punto donde también nosotros, como misioneros y sembradores de la palabra de Dios, -por decirlo así- debemos hacer un pare y un discernimiento de si es que estamos realizando bien nuestras obras de apostolado hasta donde las circunstancias de la vida personal y vocacional nos lo permitan. Si es que realmente, por ejemplo, nos preparamos lo suficientemente bien en nuestros estudios de la sagrada teología, de la sacra Escritura, y de una pastoral convenientemente llevada a cabo según circunstancias de personas, tiempo y lugar. En fin, hermanos en la fe de Cristo, todos y cada uno podemos reflexionar y meditar sobre estas cosas, a fin de que seamos verdaderos sembradores de la Palabra de Dios, de la Palabra de Cristo, y que Él nos ayude para que así sea. Amén.
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