Se conoce el rosario como un rezo tradicional católico. A mí personalmente, me gusta, procuro hacerlo con cierta frecuencia. Hay varios sacerdotes que lo transmiten por las redes, aunque también a través de algunos canales de televisión se puede seguir. Rosario también se llama las cuentas que se utilizan para rezarlo.

Mi madre me inculcó esta devoción desde mi muy temprana edad, por eso ahora que oigo tantas críticas quise allegar un poco de información para quienes las quieran tener en cuenta.

Entiendo que al rezar el rosario se conmemoran los misterios de la vida de Jesucristo y la Virgen María y la iglesia le ha reconocido eficacia a su práctica la solución de causas difíciles.

Se dice que el origen del rosario tiene sus raíces en el siglo IX, cuando se trata de honrar a María como madre de Jesús, uniendo el saludo del ángel Gabriel a María y el saludo de Isabel a María, conformando el ave María.

Según un manuscrito de 1501, de la biblioteca de Múnich, el rosario tuvo su origen inicialmente en la orden de San Benito, posteriormente por la orden de los Cartujos y hasta los Dominicos. En los monasterios se recitaban los 150 salmos, pero teniendo en cuenta que muchos fieles, ni siquiera sabían leer, no podían seguir la devoción, se les enseñó a recitar 150 avemarías, de allí nació el Salterio de la Virgen.

Como siempre, hubo oposición en el siglo XIII a este movimiento entre los cátaros o albigenses quienes no reconocían el dogma relacionado con la virgen María, enfrentándose con los católicos, es así como Domingo de Guzmán, dominico, lo popularizó generando las cofradías y grupos de devotos por doquier.

Aunque tuvo una época en que decayó esta devoción el beato Alano de la Roca y Jacobo Sprenger del convento de los dominicos en Colonia (Alemania), el rosario resurgió, ya esto fue en el siglo XVI, y el rosario lo conformaba la contemplación de los misterios, el credo, el padrenuestro y el ave María, aunque la segunda mitad de ésta se añadió en el siglo XIV, pero el Papa Pío V, promulgó el Breviario Romano y mandó que se rezase al principio de cada hora del Oficio Divino, después del padre nuestro.

El Papa Pio V, atribuyó la victoria de los cristianos sobre los turcos en la batalla de Lepanto, a la intercesión de la virgen María a través del rezo del rosario, instituyendo la fiesta el 7 de octubre. Inicialmente era llamada Nuestra Señora de las Victorias pero el Papa Gregorio XIII lo cambió por Nuestra Señora del Rosario.

España y más concretamente en Sevilla, por allá en el año 1690, inició los rosarios callejeros, cortejos de gente precedidos por la cruz, llevando la insignia mariana “Simpecado”.

También está la tradición de la aparición de Fátima en 1917, a tres pastorcillos, donde les reveló que cada vez que rezamos un ave María es como si se le ofreciera una rosa.

Ya en época más moderna, el 16 de octubre de 2002, el Papa Juan Pablo II, promulgó la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, adicionando cinco nuevos misterios que llamó Luminosos.

Se habla de quince promesas que la Virgen María hace a quienes recen devotamente el rosario y como me llaman la atención aquí las transcribo:Se habla de quince promesas que la Virgen María hace a quienes recen devotamente el rosario y como me llaman la atención aquí las transcribo:

1. El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.

2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.

3. El rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.

4. El rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevarán a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!

5. El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.

6. El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en las gracias si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.

7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia

.8. Quiero que todos los devotos de mi Rosario tengan en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.

9. Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del rosario.

10. Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.

11. Todo lo que se me pidiere por medio del rosario se alcanzará prontamente

.12. Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi rosario.

13. Todos los que recen el rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.

14. Los que rezan mi rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.

15. La devoción al santo rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.