En ésta época estamos apreciando a estas personas encargadas de transportar nuestras solicitudes desde los supermercados. Anteriormente como que no nos llamaba mucho la atención que un desconocido llegara zarandeando nuestro mercado hasta nuestro hogar, pero ahora estos parroquianos se han convertido en los salvadores de la cuarentena.

Hace poco vi un video donde se criticaba a un hombre de una de esas empresas, porque se había detenido a comer bajo un árbol y en forma parsimoniosa sacaba su contenedor de alimentos y comía sin apuro, también tomó algo de líquido, posteriormente, según observé, empacó todo en una bolsa plástica, la selló y la colocó al interior de la mochila de carga y se marchó. Los comentarios en el chat eran tremendos, toda una crítica, pero lo que yo ví es que no llevaba ningún pedido, tal vez acababa de entregarlo y se detuvo a comer, creo que al menos tiene derecho a hacerlo, lo hizo con cuidado y luego embolsó todo sin dejar basura en ninguna parte, lo colocó atrás. ¿Qué hay de malo en eso? Sin embargo, lo condenaban por hacerlo. La verdad no entiendo a la humanidad.

Para terminar un meme que si me hizo reír, dice: “PINTAMOS CASAS A DOMICILIO”.

En estos días con semejantes aguaceros que nos caen en forma imprevista, he visto como algunos de estos mensajeros, se ven a gatas para seguir su camino; frente a mi casa hay un negocio que tiene un techo saliente, y allí es adonde llegan estos muchachos, haciendo mil cosas para que su carga no salga afectada, creo que su trabajo aunque aumentó en éste momento, y puede ser que su bolsillo haya mejorado, pero eso no quita lo difícil que resulta hacer ese transporte.

Lo último que supe es que un señor, bien presentado, por cierto, logró que uno de estos jóvenes se detuviera y lean bien, lo atracó, le robó lo que llevaba y después salió corriendo gritando “ladrón, ladrón”. No puedo creer que este sujeto lo hiciera porque tenía hambre, sobre todo porque se llevó todo lo que el mensajero llevaba. Y tampoco hay excusa de que seguramente tenía familia aguantando hambre, porque el gobierno está suministrando alimentos a los más necesitados y antes que robar, puede dirigirse a otros medios para buscar una solución a su problema.

Pero lo mejor, para rematar este blog. Ya los indigentes están haciendo domicilio, por mi casa van pasando de casa en casa pidiendo ayuda económica. Lo grave es que ellos no piensan que ante el encierro la mayoría no tenemos efectivo en las casas y de esa forma difícilmente van a encontrar quién les pase algún peso.

Por aquí también pasa un indigente alto, delgado, bastante sucio siempre, vive con un frasco de pegante, pero si le dan comida no la acepta, y si la recibe la bota. ¿Cómo sobrevive? Para mí es un misterio. Y recorre la ciudad, porque a veces cuando pasaba por la avenida 6ª, lo veía que iba por esa zona.