Enero 19 del 2020
En esta temporada decembrina que acaba de pasar, hubo un reciclaje de películas tremendo en la televisión, incluida “El derecho de nacer”, novelas, películas, en fin, destaparon el baúl de objetos olvidados y en un verdadero reencauche lo vaciaron totalmente a través de la televisión por cable.
Y volví a ver la del encabezamiento de este blog. Una pareja que empieza una relación a través de internet, desconociendo la fisonomía de esa persona con quien se entiende tan bien, y que se convierte en algo así, como su mejor amigo(a).
En la vida real, he conocido algunos casos, un total de tres, con finales exitosos, donde los interlocutores se han conocido y luego se han convertido en pareja. Pero también me he dado cuenta del peligro que significa este tipo de relaciones cuando involucra menores de edad, del sexo que sean.
Hay algo que no se puede pasar desapercibido y es que cuando se conversa a través de cartas o en la red, la imagen que proyectamos depende del texto que escribimos, ahí podemos modificar muchas de las palabras incorrectas, dar la idea de ser superbondadosos, maduros, inteligentes, consecuentes y todo lo que sirva para recrear un personaje fantástico.
Igualmente sucede lo contrario cuando nuestras expresiones son insultantes, como las que suelen emitir algunos chatistas, que sin dudar un segundo hablan de otras personas, adjudicándoles comportamientos que a su entender son ofensivos, cuando en realidad le están inventando una personalidad ajena a la víctima, sí, víctima, porque a través de las redes se dicen muchas cosas que afectan la vida personal de un ser humano, dando una información equivocada para lograr ganar determinado tipo de interés hacia otra persona, eso sucede con los políticos, mucha gente utiliza las redes para desacreditar a equis persona, para lograr adeptos para otro candidato.
Pero, bueno, la verdad lo que me llama la atención son los enamoramientos a través del chat; hay un programa de televisión que se encarga de “desenmascarar” a quienes inventan nombres, colocan fotografías que no corresponden a su fisonomía y así engañan a quien le contesta a través de internet. Ya sea whatsapp, Facebook, Instagram y todos los medios en los cuales se puede interactuar con otras personas.
Hace poco vi como un joven reclamaba por haber sido engañado por alguien quien le dijo ser quien no era. Los sujetos del programa hicieron sus pesquisas y evidentemente se dieron cuenta que la “mujer” que había iniciado una relación con este joven a través de las redes, no era tan sexi como mostraba en sus fotografías, que el lugar donde vivía no era tan elegante como aparentaba, que su nombre no tenía nada que ver con el expuesto en la red; lo que preocupaba al chico de la investigación era que su contacto encontraba muchas excusas para no conocerse personalmente y esto lo inquietó, por eso contrató a los investigadores del programa y pudo resolver sus dudas para retirarse de dicho contacto. Me sorprendió fue notar como eludía las cámaras para que no vieran sus ojos enrojecidos y las lágrimas que no pudo evitar al saber la verdad.
Eso es una ilusión, la magia del internet le hizo crear un personaje inexistente y la desilusión lo impactó.
Allí si debemos decir, como tantas veces se escucha en la televisión: “Usted no sabe quién soy yo.”
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