Enero 5 del 2019
¿Y dónde está el pesebre?
Esta fue la pregunta que me hizo una amiga en cuanto entró a mi casa hace poco. ¿Y dónde está el pesebre? Le respondí que el nacimiento, ya que no armo un pesebre grande, sólo lo principal de la conmemoración, la familia con el niño, estaba guardado para diciembre de éste año. Además, y esto le causó mucha risa, le comenté que san José andaba caminando por los alrededores cargando al niño. Esto lo dije, mientras le mostraba una pequeña figura que tengo de san José con el niño en brazos. Y la virgen estaba muy ocupada lavando pañales mientras se recuperaba después de su embarazo.
Un amigo mío, hace ya muchos años, me decía que había que esperar a que los reyes magos llegaran, antes de retirar el hogar de la sagrada familia, porque a pesar de que la estrella los estaba guiando, si retiraba el pesebre, ¿a dónde llegarían ellos y qué encontrarían? Sé que él lo decía en broma, pero la verdad, siempre he retirado los adornos y detalles navideños el 26 de diciembre, ya que el ambiente religioso se pierde con la llegada de la feria de Cali. Incluso al sintonizar la radio, la música es bailable y se refiere a situaciones picantes, ingresando al ambiente también las de fin de año con la famosa “Faltan cinco para las doce”.
Las fiestas de la feria terminan y los fiesteros encaminan sus pasos a Manizales, también a Pasto, luego a otro lugar y así sucesivamente, igual que todos los años. Vendrán otras navidades, otros años para celebrar, otras fiestas que disfrutar y el mundo sigue girando.
Hace un par de días pasé por un consultorio médico donde los adornos navideños siguen adornando sus paredes, incluso tienen una vela sobre una pequeña corona iluminada, que desprende un aroma delicioso. Pero el ambiente no reflejaba lo que su decoración intentaba sostener.
Anteriormente había pasado por el mismo consultorio, mucho antes de estas celebraciones y en el mostrador de la recepcionista exhibían una especie de cerebro, rojizo y bastante desconcertante. No pude evitar preguntar el significado de esa figura y me contestaron que era una obra que había hecho un paciente, quien al parecer quería transmitir su sentir con su enfermedad. Bastante deprimente y evidentemente que me hizo sentir muy mal de solo mirarla, una cabeza sin esperanza, sin posibilidades de mejoría, este artista logró su cometido.
Menos mal que en mi segundo paso por el lugar, ya no estaba esta obra y espero que al retirar las guirnaldas navideñas, no vaya a retornar a su puesto ese mensaje tan inapropiado para un lugar al que se llega para buscar mejoría.
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