Noviembre 24 del 2019

Paro, marchas, vándalos…

¿Qué pasó el 21 de noviembre de este año? Estoy sorprendida con el revuelo que se armó, porque en mi mente tenía el recuerdo de las marchas en las que participé hace años. Hubo una especialmente en la cual llevábamos camisetas blancas y elevábamos nuestras voces por la liberación de los secuestrados. En esta ciudad, Cali, salimos y caminamos con un sol ardiente hasta la gobernación, allí compartimos charlas, helados y pacíficamente también, nos regresamos a nuestras respectivas casas.

No hubo ni una persona que hiciera actos vandálicos, no hubo paredes manchadas ni vidrios rotos.

Entonces, mi pregunta es: ¿Qué ha cambiado desde entonces? Por qué una marcha legal, autorizada y supuestamente pacífica se convirtió en una batalla campal en la cual encapuchados, se dirigían sin rumbo, dañando todo lo que había a su paso. Y la pregunta sigue martilleando en mi cerebro ¿por qué dañan a los ciudadanos y sus bienes?

¿Cuál es el mensaje al destruir la ciudad? A mí me llegó claro y fuerte la información sobre la cantidad de delincuentes que hay en esta ciudad. El montón de desadaptados que saquean viviendas y almacenes para mostrar orgullosamente que sacaron un televisor, una lavadora, etc. los que exhiben a través de las redes sociales como trofeos.

También me preguntaba, qué sentirían estas personas si al llegar a sus hogares encontraran que otros personajes se las habían destruido.

Hace poco ví un video en el cual un sujeto en moto ve a una joven que camina de manera desprevenida por una calle, el individuo se baja de la moto y de una manera rápida le intenta arrebatar el bolso, pero la joven arroja lejos su bolso, cuando éste corre a cogerlo, ella se devuelve enciende la moto del tipo y arranca, él, sorprendido trata de seguirla, pero sin éxito. Como ve que no alcanza a la chica, abre el bolso y empieza a revisarlo sin notar que la joven viene de nuevo en la moto habiendo recogido a una parrillera, pasan por el lado del agresor y le arrebatan el bolso, quedando éste sin palabras, sin moto y sin el producto de su intento de hurto.

Esta sería una buena lección para los vándalos que dañan los bienes de gente trabajadora.

Espero que el fin de semana lo hayan disfrutado como un bálsamo después de tanta angustia sembrada a través de las redes sociales.