No voy a decir su nombre, porque no me interesa hacerle propaganda a esta mujer.

En primer lugar, leo que vino de turista, aparentemente quería visitar sitios turísticos y aprender a bailar salsa, sin embargo, empezó a trabajar, en la escuela de baile Arrebato Caleño como “community manager”, no conozco las normas de los extranjeros al entrar a nuestro país, pero el caso es que no estaba claro lo que venía a hacer aquí. Se comunicó fácilmente con los integrantes del paro y se unió sin dudarlo a un grupo.

Intente usted hacer lo mismo en Alemania y me cuenta.

Son raras y contradictorias las explicaciones que esta mujer. Dice no conocer a nadie en esta ciudad y que por eso se unió a este grupo que empezó a cuidarla. El atentado que dice sufrió donde perdió la vida un compañero, es algo fuera de tono. ¿Cómo es posible que una extranjera que acaba de llegar al país, supuestamente como turista, se reúna para hablar asuntos del paro? Y casualmente atenten contra su vida.

Las noticias vienen y van, se dice que el atentado era contra su compañero por motivos personales.

También se intentó ponerla como periodista, pero es que uno no se convierte en periodista por subir fotos y videos en Facebook o en cualquiera de los medios de las redes sociales.

He visto el video donde la despachan para su tierra y le prohíben el ingreso a nuestro país en los próximos diez años. Aplaudo la agilidad que le dieron a este trámite.

He vivido en el extranjero y siempre procuré ser respetuosa de sus leyes en todos los sentidos y reivindicar el nombre de los colombianos que tan golpeado está. Cada vez que hay una noticia internacional uno se pregunta, ¿quién o quiénes fueron? con la esperanza de que no mencionen a ningún colombiano involucrado. Acabábamos de oír el magnicidio en Haití y el grupo capturado cuando se viene la noticia de España con colombianos en masa llevando la prueba de PCR falsificada.

Para completar en las redes ya salió un video mostrando a quienes venden las famosas bolsitas para protección del carné de vacunación, sirviendo como intermediarios para obtener la confirmación de la aplicación de la vacuna completa, con sello de las entidades donde se está aplicando la misma, cobrando hasta cien mil pesos con la afirmación de que es un documento legítimo, respaldado por quienes aplican la inyección.

¿Qué nos pasa?

No más por hoy, esto ya está de por sí bastante deprimente.