A raíz de estas fechas de año nuevo, he recordado cómo las viví en dos países diferentes. En Inglaterra, concretamente en Londres, en los años que las festejé, fueron bastante fríos, el único día que recuerdo tuve una comida especial, fue el 25 de diciembre, pero en general fue más época de descanso. Como católica visité la iglesia de Brompton Road, llamada Brompton Oratory, aunque algunas veces me acerqué a otras, en especial una cercana a mi lugar de residencia en donde me sorprendió ver que a un lado había una serie de lápidas, o sea que además de la iglesia tenían su propio cementerio. Me extrañó mucho ver esto, pero en aquel entonces, simplemente acepté que era su costumbre y no me adentré a investigar.
En España, concretamente Madrid, hubo más alboroto, más festejo, aunque los regalos no los repartían hasta el día de reyes, ese día se celebra con el roscón y dentro colocan una moneda, suerte para la persona que la encuentra en su trozo. Posteriormente se coloca una figura de cerámica. Al parecer en la antigüedad era un haba seca la que dejaban en su interior. La verdad, nunca me tocó moneda o figurita de cerámica, pero disfrutaba igualmente la torta.
El día de año nuevo recuerdo amanecer en la calle, tomar chocolate y luego a casita. Aunque con mi hijo acostumbrábamos comer las 12 uvas tras las campanadas de media noche y saltar sobre un pie mientras conservábamos monedas en el bolsillo izquierdo. Esta costumbre la hicimos por mucho tiempo, sólo este año estuvimos más tranquilos y confieso sin remordimiento alguno, nos dormimos antes de la media noche.
Tengo gratos recuerdos de mi niñez, adolescencia y también adultez, en vida de mis padres, ya que regularmente mi madre se esmeraba en colocar adornos y preparar dulces. Cuántas veces siendo yo una niña ayudé a mezclar los ingredientes en una gran paila de cobre que mi madre tenía destinada para preparar natilla, que posteriormente repartía en el pueblo, siendo yo la mensajera de tan dulce mensaje.
¿Qué se ha perdido a través de los años? El verdadero motivo de esta celebración, se convirtió en fiestas, regalos, pólvora y la razón de ser por la cual festejamos se convirtió en un adorno que decora nuestra sala y que en algunos hogares todavía sirve de punto de reunión para rezar la novena, que se llama “novena de aguinaldo” y aguinaldo no es otra cosa que un pago que se hace.
En realidad, lo que celebramos es la llegada de Jesús al mundo para ofrecernos la salvación.
Pero no soy teóloga para adentrarme en estos análisis, así que los dejo para que analicen estas fechas a su real saber y entender.
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