Estoy realmente sorprendida de la falta de respeto entre los seres humanos. Precisamente ahora, cuando acaban de dar rienda suelta para que salgamos a la calle, con precaución, después de habernos cuidado durante tantos meses, pero ¿qué es lo que no entendemos? No es salir por salir, es hacer la vida cotidiana tomando las medidas de prevención necesarias para evitar aumentar el brote del coronavirus y que tengamos que regresar a la primera etapa.
Sin ir más lejos, con la autorización que dieron en España para que los niños regresaran a las aulas escolares, fue un verdadero fiasco, tuvieron que recogerlos y dejarlos en casa, ya que se contagiaron del covid.
Por aquí unos motociclistas hicieron piques y se sintieron los invulnerables, burlándose de quienes usamos el tapaboca y ahora ¿qué pasó? 72 contagiados, espero que ya no se rían mucho.
Y más experiencias, traje una persona a realizar un trabajo en mi casa, y miren esta joya, lo pasé con todos los protocolos y cuando menos pensé había tirado al piso el tapaboca, se limpiaba el sudor con las manos y tocaba todo el material, al llamarle la atención, empezó a reírse y a decir que no pasaba nada, que él lavaba el tapaboca todas las noches en “Fab”. Sobra decir que tuve que realizar toda una operación de limpieza para prevenir cualquier caos.
Por eso me pregunto: ¿qué nos pasa? Si no creemos, respetemos a los demás.
No abracemos, no nos acerquemos demasiado al otro, cumplamos con lo elemental que es colocarnos un tapabocas nuevo, usar alcohol para evitar contagios, tengamos paciencia que acabamos de subir al pico de la pandemia, ahora vendrá una horda de contagiados y Dios nos libre de un aumento del virus que nos obligue nuevamente a aislarnos.
Una mirada a la calle y veo todos los que pasan sin seguir ningún protocolo, y ay de que alguien les diga algo, esta mañana escuché en la radio el comentario de un locutor quien comentaba que detuvo un taxi y al subirse observó que el conductor no llevaba tapaboca, le preguntó si se colocaba el mismo y le respondió: “Tranquilo que yo no creo en eso.” Y quién dijo que bastaba con “no creer” para salir inmune. Posteriormente no le dejaba tener los vidrios bajos y tuvo que exigirle detenerse para abandonar el vehículo si no se lo permitía. Y a son de broma agregó el comentarista, me fui todo el camino como los perros cuando los llevan en carros, con la cabeza afuera, porque de sucederme algo, de contagiarme, llegaría a mi casa donde están mis padres, mi mujer y mis hijos y las consecuencias serían obvias.
Y otro de ellos agregó que le había recomendado a una señora, que usara el tapabocas porque iba a un almacén de mucha aglomeración y le contestó: “Vaya a que lo chumben”.
Con actitudes como estas qué tenemos qué hacer para protegernos. Hasta que no llegue el virus a los hogares de estas personas no van a reaccionar y muy seguramente saldrán llorando en los noticieros reclamando que les den respiradores.
Esto, no sé por qué, me recuerda este poema:
“Cuando los nazis vinieron por los comunistas”, que dice:
“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas/guardé silencio/ porque yo no era comunista. / Cuando encarcelaron a los socialdemócratas/ guardé silencio/ porque yo no era socialdemócrata./ Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas/ no protesté/ porque yo no era sindicalista. /Cuando vinieron a llevarse a los judíos/ no protesté/ porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme/ no había nadie más que pudiera protestar.”
Comentarios recientes