Rvdo. Silvio Gil Restrepo

LECTURAS: Is.42,1-7; Ps.28; Hech.10,34-38; Mt.3, 13-17

Las lecturas de este domingo corresponden a la liturgia del Bautismo de Jesús, y la madre Iglesia desea que esta festividad renueve también en nosotros el recuerdo y la importancia de nuestro bautismo, pues por el rito bautismal fuimos incorporados a la Iglesia universal, esto es, nada menos que a formar parte del cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia, como células vivas que prolongan ese cuerpo social a lo largo de la historia de la humanidad, y que como Cristo, debe pasar por este mundo haciendo el bien.

Y que, no obstante las fallas que como humanos todos tenemos, debemos esforzarnos porque la fe cristiana que hemos recibido en el bautismo, -por decirlo así- se traduzca precisamente en un buen comportamiento como humanos, y máxime aún, como los hombres y mujeres que como buenos Cristianos o discípulos de Cristo, debemos reflejar en nuestro comportamiento siempre con el ánimo de ser mejores personas, en todo el sentido del término. Y que así como Jesús en el momento de su bautismo en el Jordán, de manos de Juan Bautista, ve descender el Espíritu santo en forma de paloma que le trae el mensaje de Dios su Padre: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco, escúchenlo». Pues que nosotros también con el santo orgullo de «ser cristianos por la gracia de Dios», roguemos a ese mismo Jesús, que nos ayude a serle fieles, como Él fue siempre fiel a su divino Padre celestial en el cumplimiento de su misión. Y que ésta celebración del bautismo de Jesús, renueve también en cada uno de nosotros los deseos de ser mejores personas, y por ende, mejores Cristianos.-Para así luchar todos  juntos: «por un mundo mejor». Que así sea. ¡Amén.!