Pastor Diego Arbeláez
El poder de los propósitos.
«El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónve va.»
Vamos a hablar de propósitos de esa voluntad o intención de hacer algo, como cuando decimos: «tengo el propósito de viajar a España este año.»
Propósito es la intención o el ánimo por el que realizo o dejo de realizar una acción, (porque también un propósito puede consistir en abandonar un mal camino). Propósito indica entonces la finalidad, la meta de una acción, un objetivo, algo que quiero conseguir y que requiere esfuerzo y sacrificios. Puede tratarse de una meta relacionada con su situación económica, su estado de salud, su desarrollo espiritual, etc.
Lo contrario a tener propósitos es la irresolución, la indecisión, la indeterminación, la duda, la inconstancia y el titubeo.
Carecer de ideal es disparar sin apuntar a ninguna parte. Es perder el tiempo, es empezar a construir una casa sin los respectivos planos.
Los grandes triunfadores han sido y serán siempre los que son guiados por propósitos definidos. Usted debe saber cuáles son sus propósitos, si realmente quiere alcanzar el éxito. Pregúntese «¿qué clase de persona pretendo ser», ¿ a dónde me propongo llegar? ¿qué quiero hacer con mi vida?»
El hombre que sabe a dónde va, ya ha dado un paso hacia adelante, pero el que no sabe a dónde va, está desperdiciando su vida.
Hace varios años se celebró una comida en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York en honor de los delegados a las Naciones Unidas, Billy Graham, el conferenciante principal, comenzó su discurso con estas palabras:
Estar en Nueva York me recuerda una historia sobre Albert Einstein. Se cuenta que hace varios años el gran pensador se encontraba a bordo de un tren local, en esta cudad. Cuando el empleado encargado de verificar los pasajes se acercó a él, Einstein buscó su tiquete, pero no lo encontró. Con cierto desespero registró los bolsillos de su abrigo, y no lo encontró; buscó en su pantalón, pero tampoco.
El empleado fdle dijo: «No se preocupe, señor Einstein, todos sabemos quién es usted. Olvídelo. «Unos veinte minutos más tarde el empleado volvió a pasar por el mismo vagón y Einstein estaba buscando en el piso su tiquete.
Otra vez el funcionario procuró tranquilizar al científico: «Ya le he dicho que no se preocupe por el tiquete perdido. Nosotros confiamos en que usted lo compró, y eso es suficiente.»
Einstein le dijo al empleado: «Joven, esto no es ahora cuestión de confianza sino de dirección. Necesito encontrar el tiquete porque olvidé para dónde es que voy.»
Bueno, es lo que les sucede a muchas personas, carecen de ideales definidos, viajan por la vida, pero no saben para donde. Eso sí, generalmente van a toda velocidad.
«El secreto de la existencia humana no solo está en vivir a plenitud, sino en saber para qué se vive, hacia dónde se va.»
El siquiatra Victor Frankl refiriéndose a los sobrevivientes de los campos de concentración, decía: «Los prisioneros que tenían por quién sobrevivir, sobrevivieron.»
Hay que tener algo por qué vivir, por quien vivir, por quién crecer y por quién dar todo lo que tenemos en la vida.
«La vida nunca se torna insoportable por las circunstancias adversas que nos rodean, sino por la falta de sentido y propósito.»
¿Tiene usted claro a dónde quiere llegar en la vida? ¿Se dirige hacia ese destino? ¿Se está alejando de él o sencillamente va trastabillando por el mundo?
Para poder hacer lo que realmente le importa, usted necesita, antes que nada, saber lo que realmente le importa. Y luego, dirigirse hacia allí.
No llegamos a un destino deseado en nuestra vida por accidente. (Lo único que llega a un destino determinado por accidente es el equipaje en una línea aérea). En efecto, sin un plan determinado, sin propósitos, tendemos a vagar y a alejarnos de nuestros sueños.
el hecho de caminar a ciegas, dando tumbos aquí y allá, no nos lleva a ningún lado ni nos sirve para nada. El apóstol Pablo dice: «Porque yo no corro sin una meta. Ni peleo como los boxeadores que sólo dan golpes al aire.»
Y Salomón dice: «La ciencia del prudente está en entender su camino.»
Elemental: Primero hay que saber qué es lo que se desea, tener un propósito, y luego, ¡a alcanzarlo! Pero, inmediatamente. No podemos darnos el lujo de perder un minuto.
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