Pienso que a alguno de mis lectores le ha pasado un impase como el que me ha ocurrido en el día de hoy.
Con miras a allegar documentos para mi declaración de renta, busqué en internet el Banco correspondiente, ya que regularmente esta entidad me enviaba cumplidamente los certificados tributarios para esa diligencia, pero ahora están en mora. En la página web, indican un número telefónico al cual se debe llamar para ser atendido al respecto.
Les cuento, a las 11:30 del día de hoy, marqué el famoso número y tras la identificación de rigor me atendió una amable señorita, quien me dijo que deberíamos llenar un formulario y el documento me lo enviarían a través de mi correo en un plazo de cinco días. Hasta aquí todo perfecto.
Me preguntó en cuál de las sucursales había tramitado mis diligencias y le expliqué que esa oficina ya no se encontraba en la misma dirección y que desconocía su lugar actual. A pesar de ello, dijo que me leería todas las direcciones que tenía para saber cuál era. Le insistí en que esa sucursal no estaba funcionando en el mismo lugar, pero ella empezó sin pausa a leer: Pasoancho, Floralia, Avenida 6ª, … etc. No tomaba un descanso siquiera, y yo todo el tiempo: “No, no, no, no…” Le repito que la oficina a la que yo fui la primera vez ya no existe. Y ella seguía citando barrios de Cali. Y yo, respondiendo: “No”.
Habían transcurrido 45 minutos, cuando la llamada se interrumpió. Volví a marcar, pero me contestó otro operador y tuve que volver a esperar hasta que entró la llamada de la primera persona que me atendió.
disculpó, pero siguió con su interrogatorio para llenar el formulario. De pronto se me ocurrió preguntarle si me mandarían también otro documento que se requiere para la declaración de renta y me dijo: “Sí, claro que sí, pero tenemos que llenar otro formulario.” Le repliqué: ¿Está segura? Porque esos documentos yo los recibía anualmente sin necesidad de llenar nada. Entonces, se le ocurrió la brillante idea de preguntar en la oficina, si eso era posible. Me dejó un rato en silencio con la advertencia de no colgar que ella no tardaría.
Diez minutos más tarde y cuando ya llevábamos 55 minutos en la línea, me dice: “Ay, qué pena, pero este trámite no se puede hacer vía telefónica, porque hay un costo de 10 mil pesos que hay que cancelar.” Le dije, no es problema, dígame como pasar el valor al Banco y queda solucionado. Pues no, no tienen el servicio de pse y entonces todo eso que hicimos no sirvió para nada, ya que según esta amable operadora, tengo que dirigirme personalmente al Banco y solicitarlo por cajero, con la suerte, según ella, de que me darán los documentos sin esperar cinco días.
Y así transcurrieron 60 minutos inútiles con una empleada mal entrenada y que desconoce lo que se puede y no se puede hacer a través de la línea telefónica que atiende.
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