Dentro de unos años…
Dentro de unos años, nadie que esté leyendo estas palabras seguirá aquí.
Ni tú.
Ni yo.
Ni quienes hoy nos hacen reír, ni quienes nos hieren.
Ni aquellos por los que damos la vida, ni los que nos rompieron el alma.La vida que hoy parece tan urgente, tan intensa, tan importante… será un eco lejano, o tal vez ni eso.
Nuestros nombres serán apenas tinta desvanecida en algún registro antiguo, si es que alguien los escribe.
Nuestras fotos se volverán imágenes sin rostro para los ojos del futuro.
Nuestros dolores, esos que hoy creemos eternos, no serán más que polvo bajo el paso del tiempo.Y, sin embargo, aquí estamos.
Acelerados. Preocupados. Comparándonos.
Posponiendo la ternura.
Archivando los abrazos. Callando los “te extraño”, los “me haces falta”, los “te quiero”.
Llenando la agenda, pero vaciando el alma.Perdiendo instantes por miedo, por orgullo, por apariencias.
¿De qué sirve?
¿De qué sirve acumular cosas, si no acumulamos momentos?
¿De qué vale ganar discusiones, si perdemos vínculos?
¿De qué sirve tener razón, si no tenemos paz?Nadie, dentro de unos años, recordará qué ropa usabas, cuántos seguidores tenías o si tu casa estaba perfectamente ordenada.
Pero quizás —y sólo quizás— alguien recuerde que fuiste generoso.
Que abrazaste con fuerza.
Que supiste escuchar.
Que fuiste luz en medio de la prisa.Porque vivir no es durar.
Vivir es estar.
Estar presente. Estar consciente. Estar con los otros, realmente.
Es reír sin pedir permiso.
Llorar sin esconderse.
Amar sin esperar garantías.Así que antes de que la tierra nos reclame —y lo hará—, ojalá aprendamos a vivir con propósito.
A mirar más a los ojos y menos las pantallas.
A dejar de pedir disculpas por ser sensibles.
A caminar más despacio, saboreando el instante.
A vivir como si cada encuentro fuera el último… porque algún día lo será.Porque al final, todo lo que no amamos se perderá.
Y todo lo que dimos con el corazón… será lo único que trascienda.Lo demás, todo lo demás, será olvido.
