Pastor Diego Arbeláez
“Empezar de la nada es cimiento de grandes obras.”
Es imposible ir por la vida sin sufrir pérdidas, y tal vez fallos con consecuencias realmente graves. Pero los hombres que de veras hacen algo son los que se rehacen a sí mismos, vuelven al campo y siguen trabajando.
Todos los que triunfan frente a condiciones aparentemente imposibles, son personas que, sencillamente, no saben rendirse.
Hay un ingrediente que debe tener la fe que mueve montañas, que es capaz de transformar la tierra y que cambia cualquier situación, es la capacidad de resistir.
Si usted fracasa, el primer paso debe ser olvidar. El segundo no quedarse allí rumiando la derrota. Y luego, atacar el mal otra vez, extrayendo de él todo el conocimiento que pueda. Nunca diga: “Bien, he fracasado. Esto significa que no lo intentaré más” – porque eso desarrollará en usted la psicología del fracaso, de modo que se convertirá en un fracasado auténtico. Pida la ayuda de Dios para hacerlo mejor la próxima vez, y siga intentándolo hasta que se convierta en una persona de éxito.
La gente que lo intenta de nuevo, hace más que aquella que no hace ningún intento. Renuévese completamente cada día; hágalo de nuevo, otra vez de nuevo y siempre de nuevo. Todos los triunfos nacen cuando nos atrevemos a comenzar de nuevo.
El fracaso no es un fracaso de verdad, a menos que logre destruirlo a usted. Mientras usted mantenga la cabeza en alto y siga adelante, no habrá fracasado de verdad. Al menos habrá sobrevivido a su fracaso y aún podrá ser suyo el éxito. No existe, en verdad, fracaso si no fracasa el ánimo; a menos que usted haya sido derrotado en ese terreno, su victoria aún es posible.
Cuando haya hecho planes y no hayan prosperado. Cuando haya hecho su mejor esfuerzo y no quede más por intentar. Cuando sienta que ha fallado y no sepa la razón… Cuando haya tratado y tratado de librarse de una atadura sin éxito… Vuelva a empezar.
Cuando haya dicho a sus amigos lo que piensa hacer. Cuando haya confiado en ellos y no le hayan respondido, y ahora está solo y todo depende de usted… Vuelva a empezar.
Cuando le hayan fallado sus hijos, que han crecido y se muestren ingratos. Cuando haya hecho lo mejor pero el resultado dio error, y el fracaso haya llegado… Vuelva a empezar.
Cuando haya orado a Dios para conocer su voluntad. Cuando haya orado y orado sin tener respuesta. Cuando quiera detenerse porque se ha hastiado… Vuelva a empezar.
Cuando piense que está acabado y quiera renunciar,. Cuando en la vida haya tocado fondo… ¡Vuelva a empezar! Los grandes hombres son sólo personas corrientes con una cantidad extraordinaria de valor y decisión. Así que, como dice el clásico poema:
Aunque el triunfo le abandone,
Aunque un error le lastime,
Aunque un negocio se quiebre,
Aunque una ilusión se apague.
Aunque el dolor queme sus ojos,
Aunque ignoren sus esfuerzos,
Aunque la ingratitud sea la paga,
Aunque la incomprensión corte su risa,
Aunque todo parezca nada…
Vuelva a empezar…–
Sea constante y vencerá
Sea perseverante como el agua que rompe las rocas. Insista una y otra vez sin claudicar.
La perseverancia logra cosas sorprendentes, camina despacio, pero suele llegar. El caballo de silla vence al de carrera. Quien ande paso a paso, adelanta al veloz atleta en el último tramo. En la popular fábula, la perseverante tortuga adelanta al fin a la inconstante liebre.
La vida está llena de desafíos, alternativas y aun catástrofes. Lo grave es que millones de personas que fallan una vez, no vuelven a hacer el intento.
Comentarios recientes