El significado de la palabra mentira es la afirmación que una persona hace consciente de que no es verdad.
Desde muy pequeña he sentido rechazo hacia las mentiras, el engaño, porque en verdad quien la dice eso es lo que hace, engañar al otro y precisamente por eso la pasé muy mal, sobre todo cuando me daba cuenta que alguien, a mi lado, estaba diciendo cosas que yo sabía no eran ciertas, me sentía impotente para desmentirla, no sé si por mi timidez de entonces o por saber que siendo yo tan pequeña me regañarían por intervenir, el caso es que no me gustan las mentiras, en cualquiera de sus formas, no me gustan.
Según un estudio realizado por allá en el año 2002 en la Universidad de Massachusetts el 60% de las personas miente en una conversación de diez minutos un promedio de dos a tres mentiras.
Y eso de las mentiras está muy de moda en estos momentos en que para cualquier cita médica debemos llenar un cuestionario sobre nuestro estado de salud, nuestros contactos, señales del covid en nosotros o en alguien cercano. Así como hay personas que son supremamente honestas al responder, las hay que por interés en su cita prefieren callar cualquier detalle que pueda posponerla.
Debo comentar, sin dar nombres, que una familia quería pasar la navidad y año nuevo en una sola casa, todos decían estar bien, pero para asegurarse, todos fueron a practicarse el famoso examen, asegurando al llenar el formulario que no tenían contacto con nadie enfermo y que se sentían divinamente, sin tos, sin fiebre, sin ningún síntoma. De cinco que conformaban una familia, dos eran asintomáticos y tres resultaron positivos, según sus propios comentarios los asintomáticos contagiaron a los otros, así que debieron cancelar sus planes y someterse a cuarentena y tratamiento. Las edades de ellos oscilan entre 30 y 60 años. Espero que superen la enfermedad y que sea virtualmente que celebren las fiestas. Lo que no saben es cuántas personas más pueden estar contagiadas ya que algunos estaban trabajando en sus oficinas. Queda pendiente el resto de la familia que no quiso hacerse la prueba.
Pero, por qué mentimos. Para quedar bien, para excusarse, para lograr un objetivo, para no perder un derecho, para dar una imagen buena de sí mismo, para no ofender, para no ser la causa de informar algo que haría sufrir a la otra persona, para postergar decisiones o simplemente porque no saben decir que no y prefieren decir una mentira, aunque sea lo que llaman “blanca” con tal de no enfrentar la verdad.
Incluso los animales se camuflan con colores diferentes en la naturaleza para protegerse, engañando así a sus depredadores, por tanto, el ser humano no podía ser menos, solo que algunos tienden a hacerlo con demasiada frecuencia.
Cuando descubres la mentira en personajes de renombre es una gran desilusión, si lo comentas en el grupo de personas que lo(a) conocen, se niegan a creer esa realidad y prefieren aislar a quien les abre los ojos antes que investigar un poco esa verdad. Hay hombres y mujeres que no aceptan la infidelidad de sus parejas y pierden la amistad de quien les informa sobre ese hecho al considerar que es simplemente “envidia”.
El dicho “más rápido se cae un mentiroso que un cojo” es una dura realidad, no hay forma de controlar todo lo que rodea una mentira para sostenerla con firmeza y estamos en un momento de la vida de la humanidad en que la mentira empieza por nuestros gobernantes, líderes e incluso familia, la política lleva el liderazgo en este sentido, la iglesia, los maestros, los médicos, en fin, la lista es larga, pero nada podemos hacer, tan solo de manera individual intentar, por lo menos, ser coherentes con nuestra verdad.
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