Estuve mirando un video muy bonito sobre la diferencia entre la época de los abuelos, incluyendo la mía, y la actual, en tiempo de navidad, los sueños de unos y otros y por supuesto empezaron a aflorar los recuerdos.
Aunque alguna vez lo comenté, mi madre nos hacía escribir cartas y las colocaba en una figura de Papá Noel, que llevaba un canasto a sus espaldas, este personaje vestido de rojo, con un gorrito igual nos acompañó por muchos años, hasta que un sacerdote que lo descubrió en nuestro árbol navideño, dijo que ese era un personaje pagano y el hermoso y tierno muñeco desapareció para siempre de nuestras vidas, también acabó con el árbol de navidad con el mismo argumento.


Recuerdo haber escrito sólo una vez la famosa carta dirigida al niño Jesús, pidiéndole algo físico, no olvido que era una carriola o coche para muñeca, yo había visto a alguna niña empujando un cochecito en mimbre, con ruedas, y quedé encaprichada con el juguete. En su lugar recibí una cartera o bolso, verde, y dentro venía una carriola de plástico chiquitica la cual era empujada por una señora viejita, cuya gracia era que se colocaba en un desnivel y bajaba sola. La desilusión fue tal que a partir de allí no volví a escribir cartas y sirvió para entender que no se debe pedir cosas materiales al pequeño niño Jesús.
Pronto mi madre optó por explicarme la realidad del mito de los regalos navideños y se evitó no sólo el tener que esconderlos para ponerlos sobre nuestras camas en navidad, sino que los regalos fueron algo más práctico, algo que necesitáramos, prendas de vestir etc.
Ahora los chicos son más exigentes, la tecnología les permite pensar en muchas clases de equipos, celulares, computadoras, tabletas, Xbox, etc. Y esto me recuerda otro video donde colocan una máquina de escribir frente a dos niños (niño y niña) y les dice que la usen. Ellos miran el aparato y empiezan a mirar y a buscar el botón de encendido, intentan que el papel aparezca de inmediato, en fin, que ese aparato que para nosotros fue toda una proeza de avances para ellos es simplemente arcaico.
Pero con todos estos avances, todos hemos caminado un poquito más al encuentro de esta tecnología que nos ha facilitado la vida en muchas formas, casi que todas las cosas que queremos consultar están allí, “doctor Google” nos da la respuesta, la comunicación está a un click de distancia de nuestros dedos.
Me he enamorado de la tecnología, de Photoshop, Word, Excel, celulares con Siri a bordo, WhatsApp, Instagram, zoom, en fin, todo lo que tiene que ver con comunicación vía internet y por eso pienso que nunca es tarde para aprender.
La navidad moderna nos acerca a los amigos, aunque suene romántico mandar tarjetas a través del correo, en hermosos sobres con su estampilla, ahora podemos crear nuestras tarjetas y escribir en ellas nuestros buenos deseos, incluso más personalizadas, sin que vengan preconcebidas por las imprentas y la industria del comercio.
Pero volviendo al primer párrafo de este blog, es verdad que al hacernos mayores, nuestros deseos se dirigen más hacia los demás, tal parece que nuestro camino pronto llegará a su destino y son aquellos que apenas empiezan este recorrido quienes necesitan más ayuda, por eso en el video que comento la gente mayor escribía su carta de deseos pidiendo por el bienestar ajeno y no el propio, mientras los menores pedían cosas para ellos, juguetes, etc.
Una amiga me dijo que ella todos los años toma un papel en blanco y le escribe a Dios todo aquello que desea lograr y al año siguiente la revisa para saber los resultados. Entonces he pensado en escribir esa carta de fin de año, los invito a hacer el ejercicio.
¡Ah! Y por supuesto les deseo un muy feliz año.
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