He estado leyendo algunos blogs de opinión, ya que algunos son muy divertidos y oportunos, y he notado que así como lo hago yo, cuando pienso en que tema tocar, los temas sobran, así es como leí algunos referidos a su actitud durante la cuarentena.
Muchos hombres, han optado por el “abandono corporal”, se quedan en pijama, otros en sudadera, los más presumidos en pantalones cortos y camiseta esqueleto; sus barbas no tienen la perfección de los días normales y ni que decir de su despreocupación por lo que consumen, ya que se han convertido sino en los chefs exigentes, en los comelones crónicos.
Algunas mujeres no tienen problema, sobre todo quienes ya tienen una rutina en el hogar, más, digamos, las señoras, las damas de “dedo parado”, sufren un poco más, la costumbre de tener todo a su disposición a algunas les ha afectado, a otras no, ya que, gracias a su estatus económico, pueden seguir gozando de muchos beneficios. Las mamás que tienen varios niños, es otro cantar, están enloquecidas con sus vástagos quienes no les dan un respiro.
Leí, además, que aparte de los supermercados, tiendas, restaurantes, para los estilistas, esta es una buena época para su trabajo, ya que quienes están acostumbradas a ocultar sus hermosas canas, en este momento están saliendo a relucir y en su mayoría ya muestran por lo menos un centímetro de ellas.
Hasta se les ha ocurrido un reto en uno de los noticieros nacionales, promoviendo que los hombres se sometan a la maquina afeitadora en sus cabezas, presumiendo algunos lo sexi que es su “look” y otros simplemente dejándose ver.
Alrededor de mi barrio he visto pintas de todo tipo, siendo dos especialmente las que me han hecho mirar dos veces, un caballero que usa una gabardina que le llega hasta las rodillas, se atreve con estos calores de colocarse una bufanda sobre el tapaboca, lleva gafas de protección, las que se usan para pintar o realizar labores de obrero, para completar su atuendo lleva guantes gruesos, de caucho negros y remata con un sombrero que lo cala hasta las orejas; en contraste con el anterior personaje, pasa un hombre, quien ostenta el cabello hasta el final de la espalda, lo lleva atado con una cinta, lleva pantalón corto floreado, zapatos tenis y calcetines de futbolista, su camisa tipo árabe o egipcio, como gusten, gafas de natación, el consabido tapaboca, y … nada más, camina por la mitad del separador de la via observando a lado y lado, no tengo idea por qué ni para qué.
Y me preguntaba ¿cuál de los dos está más protegido contra el virus que nos amenaza? Si el único remedio eficaz, sin lugar a dudas es simplemente quedarte en casa.
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